27 Dic Disfrutando Isla de Pascua
Contenidos del post
Solemos viajar en familia, nuestro niño nos acompaña allá donde vamos. Pero esta vez era una ocasión diferente y queríamos viajar solos, así que buscamos un lugar alejado al que costara ir con nuestro pequeño para no sentirnos tan culpables por dejarle. Decidimos viajar al lugar más alejado de cualquier continente: Rapa Nui, el “Ombligo del mundo”.
…Y empezamos a organizar el viaje. Comenzamos a disfrutarlo desde que decidimos el destino: buscar el mejor vuelo y la mejor combinación; cuadrar las fechas para aprovechar al máximo los días; reservar un alojamiento cómodo, bien ubicado, con buenas referencias y opiniones; alquilar vehículo y planificar los lugares que queremos visitar en el destino.
Todo esto lleva tiempo y es costoso, pero nos encanta y así organizamos el viaje que realmente queremos, ahorramos dinero y gestionamos mejor el tiempo.
Para llegar allí fuimos a Santiago de Chile, donde estuvimos dos días (os lo contamos en otro post) y desde Santiago volamos a Isla de Pascua.
Un poquito de historia
Rapa Nui es una isla polinésica cuyos primeros pobladores llegaron hacia el año 800. Desde entonces hasta 1600 vivieron en paz y construyeron los casi 1000 moáis que hay en la isla y que la hacen mágica y misteriosa.
Hacia 1600 y debido a la escasez de recursos, comenzaron las guerras tribales que terminaron con la construcción de los moáis e incluso supusieron la destrucción de muchos de ellos.
Fue en 1722 cuando un navegante holandés llegó a la isla por casualidad el día de la Pascua de Resurrección y por eso se llamó Isla de Pascua.
Existe mucho misterio alrededor de la construcción de los moáis y sobre todo acerca de su traslado hacia zonas tan alejadas de la cantera donde se dieron forma.
Uno de los mayores problemas es que no existe casi tradición escrita y la que hay no ha sido descifrada. Todo lo que se conoce es por la tradición oral. La población se redujo mucho debido a las guerras, conquistas e incluso invasiones esclavistas, quedando reducida a 100 personas, quienes fueron las únicas que conocían la historia y conservaron la tradición oral.
Nuestros días en Rapa Nui
Nada más llegar al aeropuerto Mataveri hay que pagar la entrada al Parque Nacional, cuesta 80$ y te da acceso ilimitado durante 10 días a casi todos los espacios de la isla excepto a dos, donde solo se puede acceder una vez: la cantera, Ranu Raraku y Orongo, poblado de casas ceremoniales a los pies del volcán.
Los dos primeros días de estancia en la isla anduvimos con una guía local, Patricia de Mahinatur, fue un auténtico acierto. Ella nos mostró los lugares emblemáticos del Parque Nacional:
- La Cantera Ranu Raraku, situada en la costa sur, donde estuvimos completamente solos y pudimos descubrir cómo se construyeron los moáis.
- Ahu Tongariki. Uno de los lugares más mágicos, donde 15 moáis se encuentran en su plataforma, Ahu. Fueron destruidos por el tsunami provocado por uno de los más fuertes terremotos que vivió Chile y los volvieron a poner en su lugar donde dan la espalda al mar protegiendo a los Rapa Nui.
- Te pito Kura, uno de los lugares más venerados, donde se encuentran unas piedras sagradas para los Rapa Nui.
- Playa de Anakena, donde llegaron los primeros colonizadores y la cuna de la cultura Rapa Nui.
- Puna Pau, sendero en el que descubrimos los pukao, que son los tocados que llevan los moáis en la cabeza. Patricia nos explicó que no son sombreros sino moños, pues lo pobladores de la isla tenían el pelo muy largo y las uñas también. En Puna Pau se tallaron en piedra volcánica todos los pukao.
- Ahu a Kivi, donde se encuentran los únicos moáis que miran hacia el mar.
- Ana te Pahu. Una de las cavernas más espaciosas que se utilizaba como reserva y refugio para los Rapa Nui. En 1800 sufrieron continuos asedios de barcos peruanos quienes los llevaban como esclavos y aprendieron a ocultarse durante meses cada vez que veían una embarcación acercarse.
- Rano Kau, último refugio de la biodiversidad Rapa Nui. Fue el segundo de los tres principales volcanes que erupcionaron y que dieron forma a la Isla de Pascua.
- Orongo. Poblado de casas ceremoniales. Sus edificaciones asemejan cuevas circulares o barcos invertidos. Desde allí vimos por primera vez la forma curva del horizonte. Fue algo muy curioso.
- Hanga Roa, capital de la isla, donde se concentra toda la población y todos los servicios.
Paseando por Rapa Nui
Patricia, nuestra guía, no solo nos enseñó la isla sino que hizo que la viéramos con sus ojos. Nos contó su historia y nos transportó a épocas remotas en las que los moáis se tallaban en la roca de Rano Raraku, se trasladaban rodando sobre troncos de árbol o con cuerdas hacia otros extremos de la isla. Los moáis tenían la función de proteger y mostrar al jefe de cada clan e incluso educar o enseñar con sus petroglifos.
Nos habló de la competencia del Hombre Pájaro. Rito que se realizaba cada año y que consistía en recoger un huevo de Manu Tara, especie de gaviota Rapa Nui, y cuyo ganador se erigía como líder durante todo el año. Dejó de realizarse cuando llegaron los evangelizadores a la isla.
Los últimos cuatro días de viaje, alquilamos un coche y volvimos a los lugares que más nos habían gustado pero en diferentes momentos del día para verlos con otra luz.
Paseamos por Haga Roa, donde uno de los días comimos las famosas empanadas de la Tía Berta y probamos la cerveza artesanal de la isla: Mahina. Os recomendamos la empanada de atún y la de carne, ¡impresionantes!
Ballet Cultural Kari kari
Una de las noches disfrutamos del ballet cultural Rapa Nui Kari kari, baile tribal y ancestral muy divertido. Cenamos allí, (no nos gustó demasiado la cena), el espectáculo es muy recomendable, aunque puede parecer muy turístico, este es uno de los más antiguos y con mayor encanto.
Otro de los días estuvimos en el jardín botánico, no es muy grande y permite conocer la flora autóctona.
or las tardes volvíamos a la paradisiaca Playa de Anakena, considerada una de las 15 playas más bellas del mundo y la más bonita de Chile. La sensación de tener los moáis junto al mar es algo indescriptible.
El penúltimo día madrugamos para disfrutar de uno de los amaneceres más bonitos de nuestra vida. En Ahu Tongariki, fue increíble ver el sol salir entre los moáis.
Para nosotros ha sido un viaje inolvidable, en el que hemos podido descubrir una isla mágica con gente encantadora. La isla no es muy grande y se recorre con facilidad, hay pocos viajeros y en ningún sitio hay sensación de agobio. Un verdadero lujo para los sentidos. Volveremos, lo sabemos, y lo haremos en familia. Esto lo tenemos que vivir juntos.
Datos prácticos
Vuelos, para nosotros desde Madrid la mejor combinación fue con Iberia y Latam. Hicimos parada en Santiago de Chile donde pasamos dos días conociendo Santiago, Valparaiso y Viña del Mar. Los vuelos no son baratos, pero planificando el viaje con tiempo puedes ahorrar casi la mitad de cada trayecto.
Alojamiento: nos alojamos en el hotel Hare Boutik, que recientemente ha cambiado de nombre. Fue otro acierto, es un hotel con 9 habitaciones, muy familiar, con un trato exquisito y todas las comodidades. Tenemos que mencionar especialmente la cocina, totalmente gourmet. Posee una carta variada, muy elaborada por sus dos chefs. Nosotros conocimos a Carolina quien se dedica con mucho mimo a deleitar el paladar de sus comensales.
Alquiler de vehículo: la empresa con la que contactamos fue Insular. Alquilamos un 4×4 pequeño, un Suzuki Jimmy con el que no tuvimos problema para desplazarnos en toda la isla.
Seguros: Siempre viaja con seguro, este es un viaje largo y remoto, te dejamos enlace a Iati: seguro de viaje.
Dónde comer: Kari kari, solo disfrutamos del espectáculo, la comida podría mejorar. Empanadas de la tía Berta, sitio pequeño donde disfrutar de las mejores empanadas de la isla. Mikafé, considerado el mejor café de la isla, aunque en todos sitios es rico, y dulces de todo tipo para acompañar. Haka Honu, restaurante frente al mar, de comida típica de la isla y precio razonable.
Compras: Hay dos mercados artesanales donde poder comprar regalos en forma de Rapa Nuis, telas, pareos… A nosotros nos gustó más el que está en la calle principal de Hanga Roa. Descubrimos una tienda con regalos un poco diferentes y donde hicimos casi todas las compras Mana’u Isla de Pascua, también en Hanga Roa pero fuera de la calle principal.
Isla de Pascua es un pequeño paraíso en medio del océano, ¿Lo conocéis? Esperamos haberos animado a visitar la isla, estamos por aquí por si queréis saber más y os surge alguna duda, o ya sabéis, en twitter y en Instagram
No Comments